No puede ser otro el día de hoy para un palmero que el café de San
Martín. El tintineo en la cabeza de…”San Martín, tirin tin tin, fuego a
la castaña y mano al barril”.
Y con suerte , depende de la
familia y los amigos, desde anoche podemos estar de bodega. Probando
vino nuevo y acompañándolo de un cochino asado, a todo cochino le llega
su San Martín, o un buen pescado salado; y por supuesto, unas castañas
no pueden faltar. Más sabrosas aún si
hemos sido nosotros quien las haya recogido, aunque sea de una cuneta en
mitad de la carretera de la cumbre. Una cumbre que cambia con las
estaciones; que se desnuda en invierno, reverdese en primavera , florece
con la flor de la candela en verano dando el color del sol y deja ver
los tonos secos y sus frutos al llegar el otoño.
Y nos buscamos un buen postre y un buen café para acabar la velada.
Para ver pasar la noche, charlar, cantar y parrandear. Que suene eso de
….”yo he de morir bailando……..”
Hasta hace unos pocos años podíamos contemplar en la noche el resplandor de las hogueras, dónde se aprovechaba para quemar los rastrojos, para dar la entrada al invierno. Cada día se ven menos, pero siempre hay quien intenta conservar la tradición, es bonito ver como los colegios intentan celebrar sus San Martines, con música y castañas.
Hoy café de castañas asadas, de bodega y calor de hoguera de San Martín.
Hasta hace unos pocos años podíamos contemplar en la noche el resplandor de las hogueras, dónde se aprovechaba para quemar los rastrojos, para dar la entrada al invierno. Cada día se ven menos, pero siempre hay quien intenta conservar la tradición, es bonito ver como los colegios intentan celebrar sus San Martines, con música y castañas.
Hoy café de castañas asadas, de bodega y calor de hoguera de San Martín.
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