No todos los café son buenos, hay algunos que se toman con rabia y si se pudiera hasta se muerden.
El que cuento hoy es aquel que empieza muy bien; te sientas en algún
sitio, con calma y buena compañía, te preparas para beber un café y lo
pides. Luego una buena charla sobre lo que sea; de confidencias, de
desahogo….todo depende de la persona que tengas delante. Pero es el café
para los dos y de repente……….llega alguien conocido, se acerca
y hasta sin pedir permiso, a veces, se sienta y se auto-invita al café.
Si no llega a sentarse se queda en plan farola a tu lado esperando que
tú, que eres educada, pues le digas: “siéntate….tómate un café”.
Y a partir de aquí pueden aparecer dos historias: la que se integra y a
veces es hasta agradable y la otra, la que muchas veces te hace odiar
el momento. La conversación que tenías se queda a medias, o se sigue en
parte, pero sólo con miradas y luego empieza el cambio de conversación.
Si las personas se conocen entre sí pues puede ser más normal y si no,
pues la conversación puede ser de lo más patética y surrealista. La
típica conversación del tiempo y noticias varias.
En mi caso incluso, hay ocasiones, que termino mirando el café y preguntándole ¿por qué?
Y entonces también tienes dos opciones: o te lo tomas rápido y dices “ es que nos tenemos que ir” o esperas y se hace largo y puedes dejar un culito de café en el fondo y jugar con la cuchara y la espuma….hasta que el intruso se vaya.
Entonces ya no te acuerdas ni para qué habías quedado, ni qué le estabas contando ni nada de nada. Total, pues quedas otro día y te intentas beber el café que quedó pendiente. Por eso café de intruso, de miradas, atravesado y frío.
PD: De todas formas como el café me gusta de todas maneras… pues que se autoinviten los que quieran, eso sí, que paguen ellos
En mi caso incluso, hay ocasiones, que termino mirando el café y preguntándole ¿por qué?
Y entonces también tienes dos opciones: o te lo tomas rápido y dices “ es que nos tenemos que ir” o esperas y se hace largo y puedes dejar un culito de café en el fondo y jugar con la cuchara y la espuma….hasta que el intruso se vaya.
Entonces ya no te acuerdas ni para qué habías quedado, ni qué le estabas contando ni nada de nada. Total, pues quedas otro día y te intentas beber el café que quedó pendiente. Por eso café de intruso, de miradas, atravesado y frío.
PD: De todas formas como el café me gusta de todas maneras… pues que se autoinviten los que quieran, eso sí, que paguen ellos
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