Miro a mi alrededor y pienso cuántas cosas cambian de un día para otro y qué tontos somos en muchas ocasiones. En diciembre con acrílico manchaba un lienzo que se convertiría en el cartel de una Semana Santa que no será como siempre. No embriagará el aroma de incienso el Miércoles Santo en la Plaza de San Francisco, no estará nadie pendiente de la lluvia o de las flores, del número de cofrades o de los asistentes. Será la Semana Santa del rezo interno, la del recuerdo y la de la Fé.
Aquí, en casa, me preocupan los mios, desde mis sobrinos, que viven un momento histórico, a mis padres, que con su edad tienen que quedarse en casa, sin vernos, sin disfrutar del aire, sin los domingos en familia. Los que tiran de un negocio como mi cuñado y mi hermana y ven que todo se paraliza menos los impuestos, los préstamos, los seguros....eso que parecen números pero que se traducen en comida, en medicinas, en luz y en agua. Los que luchan en esta guerra, mi marido que esta mañana se amarraba las botas para entrar en la batalla. Mis amigas que estan tras una administración que tiene que seguir adelante.
Desde mi casa intento seguir trabajando por la Bajada, para que cuando se pueda se celebre y, una vez más, baje la Virgen en rogativa y acción de gracias. En contacto con el equipo que soñamos con ver a la Virgen en la Ciudad y con seguir dándolo todo día a día. Con ver brillar el verde de sus esmeraldas color esperanza y por fin entendamos que ese es el misterio y la fuerza. Que ya da igual que nos guste o no el cartel, que hayan unos enanos u otros, que el Minué sean 20 o 24 o que en el coro hayan 20. Da igual, la Virgen nos demostrará que es Ella la que cubre del monte a la arena y que la salud y el bien de todos es el acto más importante. Todos seremos enanos, todos cantaremos la Loa y todos le haremos una reverencia. Y nos sonreirá como Ella sabe y podremos gritar ¡Viva la Virgen de Las Nieves!
Hoy, café con esperanza de vernos todos juntos. Café de vigilia para los que nos cuidan y nos abastecen. Y café de recuerdo para esos que se han convertido en números negativos de esta guerra, para los que no han podido ser despedidos como se merecen.
Aquí, en casa, me preocupan los mios, desde mis sobrinos, que viven un momento histórico, a mis padres, que con su edad tienen que quedarse en casa, sin vernos, sin disfrutar del aire, sin los domingos en familia. Los que tiran de un negocio como mi cuñado y mi hermana y ven que todo se paraliza menos los impuestos, los préstamos, los seguros....eso que parecen números pero que se traducen en comida, en medicinas, en luz y en agua. Los que luchan en esta guerra, mi marido que esta mañana se amarraba las botas para entrar en la batalla. Mis amigas que estan tras una administración que tiene que seguir adelante.
Desde mi casa intento seguir trabajando por la Bajada, para que cuando se pueda se celebre y, una vez más, baje la Virgen en rogativa y acción de gracias. En contacto con el equipo que soñamos con ver a la Virgen en la Ciudad y con seguir dándolo todo día a día. Con ver brillar el verde de sus esmeraldas color esperanza y por fin entendamos que ese es el misterio y la fuerza. Que ya da igual que nos guste o no el cartel, que hayan unos enanos u otros, que el Minué sean 20 o 24 o que en el coro hayan 20. Da igual, la Virgen nos demostrará que es Ella la que cubre del monte a la arena y que la salud y el bien de todos es el acto más importante. Todos seremos enanos, todos cantaremos la Loa y todos le haremos una reverencia. Y nos sonreirá como Ella sabe y podremos gritar ¡Viva la Virgen de Las Nieves!
Hoy, café con esperanza de vernos todos juntos. Café de vigilia para los que nos cuidan y nos abastecen. Y café de recuerdo para esos que se han convertido en números negativos de esta guerra, para los que no han podido ser despedidos como se merecen.
Me encanta tu post. Nuestra querida Señora y nuestra fé en ella nos ayude a salir de este sinsentido en que se ha convertido nuestra tranquila existencia. Gracias.
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