En las medianías, en un entorno único crece el "Anthea Café".
De cumbre a mar Santa Cruz de La Palma es capaz de guardar tesoros únicos que afianzan sus raíces para tomar de la tierra lo mejor de este minúsculo lugar del Atlántico.
En Velhoco, en la finca de Rosi y Jens crece con mimo un cafetal. Cafetal que reverdece entre aguacates y chirimollas, que pinta de verde como la cumbre que lo arropa a sus espaldas con la fuerza del pino canario y la laurisilva.
Que se baña con el agua del interior de la Isla, esa con la que juegan y bailan las "banderitas" y donde se refresca una libélula azul como el cielo limpio.
Cafetal donde en las noches despejadas caen estrellas que se convierten en flores blancas de café que desprenden el aroma con el suave rocío de la mañana.
Cerezas que se tornan rojas al robar la luz del amanecer entre palmeras y jugar con el pico de las grajas que compiten en canto con la campana de la Iglesia de San Vicente.
Manos delicadas que miman el momento, que riegan en las tardes para encender el cafetal. Humedad que viste de gala la bongaville, las hortensias y los agapantos. Donde canta un gallo que da vida y que pasea junto a gallinas, polluelos y pavos.
Cosechar, cuidar, separar y preparar mientras se acaricia cada grano que aglutina el sueño de una cosecha que termina en una taza.
Una taza que no llevará café; llevará la dulce brisa del alisio, el agua clara filtrada por el volcán y el calor de un rayo de sol que se cuela entre la lavanda. El canto de la graja y los mirlos del atardecer y la oscuridad de una noche de verano en Velhoco donde el humo y el aroma suben al cielo para seguir la Vía Láctea y hacernos vivir un café selecto.
Hoy un café de aquí, el que desprende su aroma desde las ramas y donde podemos descubrir que Santa Cruz de La Palma tiene tesoros únicos. ANTHEA CAFÉ.
http://antheacafe.com/
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