Este es de los mejores cafés, aunque puede ser tambien un verdadero
desastre, y lo mejor que no se puede programar, no sé cuándo va a
suceder, ni con quien.
Puedo estar con un día de esos de cuesta abajo, con una losa en mis hombros y de repente verme en la situación.
Comienza con un café normal, con compañía y con charla común. De repente algo sucede, se comenta, se recuerda o simplemente se confunde...y, de la manera mas tonta, comienzo a reir. Pero no es una risa cualquiera es algo que va a más y más y no puedo parar.
El desastre está en que como tenga café en la boca puedo ser como un aspersor. El café se cuela hasta por la nariz, la barriga empieza a doler y lo peor es que no se para. Ya ni me acuerdo por qué empezó todo, que tontería más grande pero que momento.
Bien dicen que una de las mejores formas de soltar adrenalina es riendo, pero lo mejor que sea a carcajada.
Suele tener su parte incómoda. Todo el mundo mira. Aquí las miradas se dirigen todas a la mesa. Hay quien hasta se contagia, que bueno es eso, reir sin motivo, reir por reir.
Cuando consigo calmarme llega el momento de la garganta raspada, el agua por la nariz, y agujetas en el estómago.
Ojalá pudieramos disfrutar siempre de un café así, alegre, tonto y de carcajada.
Puedo estar con un día de esos de cuesta abajo, con una losa en mis hombros y de repente verme en la situación.
Comienza con un café normal, con compañía y con charla común. De repente algo sucede, se comenta, se recuerda o simplemente se confunde...y, de la manera mas tonta, comienzo a reir. Pero no es una risa cualquiera es algo que va a más y más y no puedo parar.
El desastre está en que como tenga café en la boca puedo ser como un aspersor. El café se cuela hasta por la nariz, la barriga empieza a doler y lo peor es que no se para. Ya ni me acuerdo por qué empezó todo, que tontería más grande pero que momento.
Bien dicen que una de las mejores formas de soltar adrenalina es riendo, pero lo mejor que sea a carcajada.
Suele tener su parte incómoda. Todo el mundo mira. Aquí las miradas se dirigen todas a la mesa. Hay quien hasta se contagia, que bueno es eso, reir sin motivo, reir por reir.
Cuando consigo calmarme llega el momento de la garganta raspada, el agua por la nariz, y agujetas en el estómago.
Ojalá pudieramos disfrutar siempre de un café así, alegre, tonto y de carcajada.
0 comentarios