Ayer se despedían, tras las pantallas, una generación de un colegio como muchas otras en estos momentos de crisis sanitaria.
Pero en una de esas ventanas virtuales se encontraba alguien especial para mí. Parece que fue ayer cuando sin cumplir los 3 años cruzaba la verja. Cuando se soltaba de las manos de la familia para encontrar otra. Siempre analizando, con su mal genio pero intentando pasar desapercibida. Aquellos cambios de pantalón porque se escapaba el pipí o aquel momento histórico cuando entregaba el ramo de flores siendo la niña más pequeña de un colegio con 100 años de historia. Pronto nombraba amigos, algunos con cambio de nombre incluído ¿quién sería Juanita?
Seriedad y respeto, valores marcados, niñez y adolescencia se suceden como una comida rápida, sin dar tiempo de respirar.
Sonrisas y llantos por mil motivos. Compañeros que se han marchado antes y otros que se incorporaron al tren de la enseñanza. Cumpleaños y fiestas de pijama, días de carnaval o fiestas
Y un mundo con amigos de otros países, de otras ideas, de otros gustos pero con el mismo objetivo: ser leal en la amistad.
Libretas llenas de dibujos, de aprendizajes, de tareas olvidadas y de sueños.
Y yo invitando a un café para conocer secretos, desahogar la vida, pelear, aconsejar o simplemente escuchar.
Ha tocado la campana y se acabó una etapa de cimientos, ahora empecemos a construir y decorar con valores, sin perder la ilusión de la niña que hace 13 años tenías.
Felicidades Daniela. Hoy el café para tí y como no para el resto. Marcos, Jamelia, Yen.......y todos.
0 comentarios