Hace mucho tiempo que no escribo pero a veces escribir ayuda a desahogarse.
Y de repente la tierra se abrió en La Palma, nuestra isla corazón, para escupir fuego y destrucción, muchos son los afectados directa o indirectamente.
Pero al instante, igual que la grieta se abre y brota lava, el corazón de miles o millones de personas se abre en el mundo para brotar solidaridad.
Solo cabe un GRACIAS, pero no podemos ser impulsivos, no podemos ser volcán que interrumpe sin más.
El comercio de la Palma tiene que salir adelante, y es en ese comercio donde trabaja aquel que tenía una casa y está sepultada. Es en el comercio de La Palma donde trabajan aquellos que están desplazados de sus viviendas, los que aún mantienen negocios pero a puerta cerrada. Son los terrenos no tocados por el volcán pero que hoy por hoy no pueden ser atendidos.
De la misma manera...pasa con la comida. Si desde todas las partes del Mundo nos llega comida, tristemente se va a estropear y dentro de unos meses posiblemente se necesitará más.
Llegará Navidad y tendremos que apoyar y dar ilusión a los más pequeños y los mayores y tendremos que ser solidarios con un abrazo, de esos que una pandemia nos quitó. Se apagará el volcán pero seguirá el daño.
Quizás no necesiten aquello que pensamos. Dejemos que sean ellos quien demanden, solidaridad es escuchar y entonces actuar.
Hay cuentas oficiales o recaudaciones de lo equiparable a un café que pueden hacer mucho cuando en realidad se necesite. Y no valen las excusas de que la administración nos roba porque más nos ha robado el volcán.
Las administraciones locales son las que se hunden bajo la lava y detrás hay personas con corazón palmero, que sienten la lava quemando la piel.
Por eso GRACIAS, MIL GRACIASSSS. Que no nos mueva solo el corazón sino la cabeza.
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