Esta mañana, mientras esperaba el café de la oficina mi cabeza pensó en la mesa donde bebemos el café. El que me tomo en la puerta de la oficina es sobre una mesa de esas recicladas de una bobina de cable. Bien dicen que lo que para unos es basura para otros son tesoros. En este caso es la mesa de las mañanas, de ver los amaneceres que se cuelan entre el callejón del teatro, de contar historias, recetas (de comida o médicas), de enhorabuenas y de recuerdos. Nos convertimos en el cable que une, que ilumina y que no olvida. Nuestro siempre presente Jose Luis está ahí. Es la llegada y está estropeada pero quiero verlo como las cicatrices de los que hemos pasado por ella, de los buenos momentos y de los malos, de las tazas de café caliente a las 7 de la mañana.
Y claro.... ¿Cuántas mesas distintas? una bandeja en la cama o en el sillón, de buenos días donde la bandeja estorba, donde el equilibrio debe de prevalecer para no acabar derramando el café.
Una mesa auxiliar de esas que llegas de visita y tienes que incorporarte hacia adelante para alcanzar el azúcar y hacer llegar la taza hasta ti. O como diría mi yo palmero "te tienes que alongar pa' coger el pozuelo y echarte pa´trás con cuidado de no echarte el café por encima".
Las mesas de los bares, desde las más vestidas con mantel de tela y servilleta a las de calle que sobre piedras o adoquines cobran vida, cojeando y haciendo bailar las tazas. O las que quedan en desnivel y te sientas y quedas más pequeño o más alto que el resto y lo mismo pasa con el café.
Las barras o el café de pie, ese que la mano se convierte en apoyo del plato o simplemente se mantiene la taza con cuidado de no estar demasiado caliente para aguantar el ratito del café.
El de sobremesa, sí ese que tras una comida y con los restos de una velada se hace paso y busca hueco para terminar con ese broche de oro.
Y por último, aunque sé que hay muchas más.....el café donde la vida es la mesa. Ese que te tomas cada día con la vista perdida buscando respuestas, con un horizonte por mantel, con el viento que lo enfría y con nuestras raíces en lo más profundo del lugar donde estamos, junto a la madre tierra que hace crecer el cafetal y el agua que lo alimenta.
Hoy...café en la mesa, en la que quieras, en la que más cómodo te encuentres, en aquella que signifique o que no, aquellas que nos haga disfrutar del café.
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